El hombre construye casas
porque está vivo, pero escribe libros porque se sabe mortal. Vive en grupo
porque es gregario, pero lee porque se sabe solo. Esta lectura es para él una
compañía que no ocupa el lugar de ninguna otra pero que ninguna otra compañía
podría sustituir. No le ofrece ninguna explicación definitiva sobre su destino
pero teje una apretada red de connivencias que expresan la paradójica dicha de
vivir a la vez que iluminan la absurdidad trágica de la vida. De manera que nuestras
razones para leer son tan extrañas como nuestras razones para vivir. Y
nadie tiene poderes para pedirnos cuentas sobre esa intimidad.
Pues eso, Daniel Pennac, "Como una novela"...un libro para desaprender a enseñar a leer, a amar la lectura, y la vida de las palabras.
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