
Leo "En el corredor de la muerte". Desde hace años sigo el caso de Pablo Ibar. Si alguna vez se abrigaron dudas sobre su inocencia, la lectura del libro de Carretero, excelente ejemplo de periodismo riguroso y ameno, hará que las desterremos para siempre. No puede haber un caso más flagrante de mala suerte, de injusticia palmaria... la vida de este pobre chico destrozada... Oimos su voz, la de su mujer, la de su padre, tanta gente intentando que se haga justicia en un país en el que parece que solo el dinero consigue que tengas un juicio justo. ánimos a Pablo y a su familia, y que el proceso que está a punto de concluir le sea favorable, y nos lo podamos cruzar disfrutando de la libertad en cualquiera de nuestras calles.
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