Siguiendo con la repesca de viejas lecturas, leo "La ciudad de cristal" de Auster como si fuera la primera vez. La sorpresa y la admiración ante sus tramas clásicas... ese escritor que por un cúmulo de casualidades se convierte en detective privado, la aparición del propio autor, los juegos de cajas chinas, de mezcla de la realidad y la ficción... el azar y la casualidad. Cómo me gusta este tipo, si no hubiera tanto que leer en la vida con que gusto reelería todas sus novelas.
"La vida pequeña" no es una novela. Reflexiones, pensamientos, la búsqueda del silencio y del aislamiento, deliciosas páginas como píldoras contra el estrés y la imbecilidad que nos asalta sin tregua en nuestras modernas sociedades... apaga la tele, abandona las RR.SS.... ponte a leer a Montaigne, o a Handke, o a quien te de la gana. Ilustre soriano que "amenaza" con dos nuevas entregas de su "Vida pequeña". Pequeños, enormes placeres.
Te escribiré cuando vuelvas a estar instalado....
ResponderEliminarNo quiero imaginarme lo que puede ser empaquetar toda una vida, por fácil que uno lo quiera hacer.....
La ilusión puede con todo....